martes, 10 de diciembre de 2013

COACHING, ACCIÓN Y RESULTADOS

Muchas veces, nos preguntan y nos preguntamos, ¿para qué sirve el coaching? Es una inquietud recurrente entres los posibles clientes y también entre los coaches.

Y también surgen, en forma inevitable, las comparaciones entre coaching, psicoterapia, consultoría y otras disciplinas.

No entraré en comparaciones con otras, ya que respeto a todas y la idea es sumar y no competir por espacio, aunque haré algunas reflexiones acerca de cuál es el accionar del coach, en sus intervenciones y cuáles son los objetivos buscados, en ese proceso de ayudar al coacheado a superar la brecha de inquietud en que suele hallarse cuando pide una conversación.

Nosotros, los coaches, sabemos muy bien que lo que busca quien se nos acerca es obtener un resultado diferente e importante, como corolario de su inquietud o quiebre.

Es por eso que, partiendo de las palabras del cliente y a través de preguntas, metáforas, analogías, dinámicas corporales o emocionales, etc, buscamos acceder a aquellos juicios (opiniones, creencias) que conforman los paradigmas de base de los coachees.

En la medida en que el coacheado pueda hacerlos concientes o sea, nombrarlos, experimentarlos y encontrarles fundamentación o no, será capaz, por sí solo, de hacer los cambios que desee a fin de poder accionar de otra manera y lograr otros resultados, más importantes que los obtenidos hasta el momento de la consulta.

Esto se logra a través de un proceso, de pocas conversaciones, siempre y cuando el coacheado esté dispuesto a “bucear” en sus propias creencias.

Es que hay distintas formas de lograr resultados. Una es cambiando las acciones. Evidentemente, cambiarán los resultados. 

Sin embargo, esto no garantiza cambios duraderos, ya que las creencias que generaban las repuestas anteriores a los problemas, volverán inevitablemente.

Y esto, debido a que no es nada sencillo cambiar de un día para otro, los modelos mentales heredados y adquiridos acerca de cómo ve cada uno el mundo y las cosas.

Otro paso a lograr, trabajando en un proceso de coaching, es ir “más allá”, “correr los limites” y desafiar las creencias.

A través de un arduo trabajo de acompañamiento, el coach y el coachee, irán desarmando capa a capa, la “cebolla ontológica” y encontrando las creencias limitantes del accionar exitoso, en la búsqueda de los resultados esperados.

Muchas veces, se puede llegar a identificar las creencias, filtrarlas, eliminarlas y cambiarlas por otras fundamentadas en hechos aceptados como tales por el coachee.

Esto genera un aprendizaje, que lleva a la acción y el logro de resultados importantes, de manera más permanente.

Y si se avanza más en el proceso de coaching, es posible llegar hasta lo que denominamos “transformación”, es decir, cambiar los paradigmas de base (o algunos de ellos). Esto ve a generar el cambio profundo y totalmente diferente, en la manera de ver las cosas y el mundo, en la forma de accionar frente a las inquietudes que se presenten y al ser producto de un cambio en lo que llamamos “el modo de ser”, generará un “estar siendo en el mundo”, totalmente diferente, libre de creencias limitantes.

Declaro que esto es posible, esencialmente, porque lo he experimentado en mí mismo, trabajando con mis coaches, no sin esfuerzo y hasta dolor (existencial) y también porque lo he visto suceder en algunos de mis coachees. Es impactante presenciar el momento en que se ilumina la  mente y cambia el estado de ánimo, acompañado de una corporalidad “de descubrimiento”.

 Hace que agradezca a Dios el ser Coach.

Sería imposible lograr esos resultados sin contar con el coachee y sus ganas de hacerlo, comprometerse y responsabilizarse. Es por eso que siempre reconozco a cada uno de ellos y ellas, la oportunidad que me da de entrar en su existencia y compartir algo de su esencia.


En conclusión, el coaching es una poderosa herramienta que permite a las personas lograr resultados extraordinarios en poco tiempo, accionando desde un modo de ver y ser (el observador), diferente al que era hasta el momento del proceso.

 Gracias a mis coachees, por permitirme acompañarlos.

viernes, 22 de noviembre de 2013

“TENGO MIEDO…”
EL MIEDO, ¿MITO, CREENCIA O REALIDAD?

Un bosque, árboles altísimos, una cascada de agua limpia y fresca…por todas partes frutas y plantas, que sumadas a los animales que proveen una deliciosa carne, son el sitio ideal para la vida del hombre.
Subiendo por la ladera de una sierra, puede observarse una luz. Es un fuego que brilla cálido y alegre, en una caverna.
Adentro, un clan de homo sapiens, comparte la comida, juega, se despiojan, tienen sexo y luego, se duermen, cansados, esperando el otro día, para salir a cazar.
Esto sucede muchos miles de años atrás, en el norte de lo que hoy es España, la zona que hoy denominamos Altamira.
De pronto, un sonido, se escucha, proveniente de la oscuridad del exterior de la caverna.
Parece un rugido, feroz, terrible, que despierta a los hombres, mujeres y niños y les hiela la sangre.
Todos se amontonan, cuerpo contra cuerpo, en el fondo de su hogar. Así se sienten más “seguros”. Unos junto con otros, en su casa, detrás del fuego que los protegerá, según ellos creen, pues, generalmente los animales suelen huir del mismo, le tienen “miedo”.
Curioso, el miedo de los animales y el de los hombres, son parecidos. Los animales, no saben por qué, pero tienen inscripto en su ADN, el miedo al fuego…y huyen de él.
Los hombres, saben de esto y sienten que están seguros, protegidos por el fuego, dentro de su caverna.
Afuera el rugido, se escucha más cerca. Los hombres se acurrucan aún más en el fondo de la caverna. Así pasan las horas. Los homo sapiens se duermen, sale el sol.
Tímidamente y aún con el miedo en la sangre, y con dolor en el estómago, fruto de ese temor, algunos de ellos, los más jóvenes y fuertes, se atreven a salir de la segura caverna.
No se ve nada más que el paisaje habitual. Pasó el miedo, pasó la noche, habrá que ver cómo viene la próxima oscuridad…
Esta historia, seguramente ocurrió muchas veces en los miles de años que llevamos los humanos en esta tierra. A través de los tiempos, los miedos nos acompañan día a día.
El temor de aquellos homo sapiens, fue cambiando. En la medida que dominaron el fuego y luego construyeron armas, en que domesticaron animales y fueron capaces de fabricar viviendas que los mantuvieran protegidos, perdieron algunos miedos.
Esencialmente, éstos desaparecieron cuando los humanos fuimos conociendo aquello que nos infundía temor. Y fueron siendo suplantados por otros miedos.
El miedo al rugido exterior a la caverna provenía de algo que no sabían bien qué era, pero que, por el sonido tan horrendo, significaba, para aquellos humanos una amenaza cierta. Nunca vieron qué era, pero ellos “sabían” que era peligroso.
Es más, ellos estaban seguros de que, acurrucándose en el fondo de la caverna, detrás del fuego, estaban protegidos, no tenían miedo, se sentían seguros.
Jamás pensaron que un trozo de roca de la caverna, podía haberse desprendido y aplastarlos o que alguna alimaña oculta en la oscuridad interior de la cueva, podría morder a algunos de ellos y matarlos con su veneno. Simplemente, ante la amenaza exterior, desconocida, pero portadora de un rugido que les hacía estar seguros de que era un animal peligroso, ellos respondían, del modo que juzgaban adecuado para salvarse del peligro.
Y esta última reflexión, nos lleva a preguntarnos ¿qué es el miedo?.
No pretendo que estén de acuerdo. Es más, la idea es que no lo estén, que pongan en tela de juicio lo que aquí diré:
El miedo es una opinión, es una idea que nos hacemos acerca de algo que desconocemos.
Y que nos supera. Algo, para lo cual sentimos que no tenemos recursos suficientes para superarlo. Por lo tanto, desde el fondo de nuestro inconsciente colectivo, optamos por tres posibilidades:
Escondernos, huir o atacar.
Generalmente, optamos por escondernos (victimizarnos) o huir (no hacernos cargo, evitando enfrentar el miedo) construyendo una historia que nos justifique ante nosotros mismos y los demás, acerca de por qué preferimos no enfrentar ese miedo.
Sin embargo hay otra manera de ver el temor: Como oportunidad, como posibilidad de aprendizaje y crecimiento.
Esa manera consiste en reflexionar solo o ayudado por un coach, acerca de qué es lo que necesitamos para superar ese miedo y cuáles serían las acciones a emprender.
Ayudados por un profesional capacitado, en pocas sesiones, seremos capaces de generar acciones que nos lleven, no solamente a diluir el miedo, sino también a cambiarlo por un estado de ánimo altamente positivo, la Confianza.

Desde ese lugar, desde la confianza, basada en una poderosa autoestima, podremos construir una vida plena, donde los obstáculos signifiquen siempre posibilidades de crecer. La decisión es de cada uno. 

martes, 24 de septiembre de 2013



LOS PEDIDOS Y LA COMUNICACIÓN EFECTIVA 
o ¡CUÁNTO NOS CUESTA PEDIR!

Estábamos en una animada reunión familiar. Había unas cuantas personas y todas conversaban alegremente.

De pronto, una de las asistentes, me preguntó por los cursos que publicamos en FB. Le dije que estoy muy contento con la cantidad de personas que participan y también con la interacción que se logra, además de que con algunos de ellos, continuamos la relación, a través de procesos de coaching que me solicitan.

La persona que me hizo la pregunta, yo lo sabía, fue una de los primeros Me Gusta de mi fan page, JFM-COACH DE PERSONAS Y ORGANIZACIONES. ¡Hoy somos casi 1000!, por lo que le hice un reconocimiento por haber sido una de los 10 primeros.

Entonces le dije qué le parecía la idea de los cursos. Me dijo que muy  interesante y que veía con buenos ojos los temas y que la gente se anotara.

Pregunté, entonces qué sucedía con ella. Me respondió que a ella también le interesaban.

Mi nueva pregunta fue si lo que estaba haciendo era un pedido para participar en uno de los cursos. Se rio y me dijo que sí, que le encantaría, ya que además le había gustado mucho la idea del Taller de Coaching  Autogestionado.

Le pregunté, por qué no se había anotado y me dijo que no estaba en condiciones de pagar el costo, aunque sabía que era muy económico.

Pregunté, por qué no me pidió anotarse y que yo, seguramente, por ser una de los primeros 10 Me Gusta, le hubiera invitado si me comentara que no podía pagarlo.

La respuesta, fue, “No puedo hacer eso, es tu trabajo”.

“Por favor, dejame a mí decidir sobre mi trabajo”. “Si me lo pedías, con mucho gusto te hubiera invitado, del mismo modo que estás invitada a participar, sin cargo, en el próximo curso que elijas”, respondí.
 “Lo único que tenés que hacer, es pedírmelo cuando lo veas publicado”.

Me agradeció y la reunión continuó, conversando con varias personas acerca del coaching y cómo ayuda a encontrar caminos a quienes no pueden hacerlo solos.

Y me quedé pensando, luego acerca de qué es lo que nos impide pedir o aceptar una oferta de algo que deseamos.
Sé que a los seres humanos nos cuesta mucho pedir y cuando pedimos, más de una vez, es como si lo hiciéramos para no obtener lo pedido.

Un ejemplo:

 “Hace frío y el calefactor está apagado”, dice alguien. Al rato, vuelve sobre el tema:

“Te pedí que enciendas el calefactor y no lo hiciste, tengo frío”

El interlocutor mira extrañado y dice “No me pediste nada”.

“Lo que pasa es que vos no me escuchás” se oye a la primera persona, quejarse amargamente, “víctima” de la falta de escucha del otro.

Muchas veces, este es el comienzo de una discusión que impide aún más el escucharse.

¿Cuántas veces, el no pedir algo, provoca insatisfacción, pérdida de la confianza en el otro y dispara emociones negativas?

Esto sucede a diario. Mucho más sencillo hubiera resultado decir: “Tengo frío, te pido que enciendas el calefactor”.

No pedimos por temor al NO, porque pensamos que quedamos en desventaja frente al otro, porque no queremos mostrar una necesidad (si somos autosuficientes, ¡qué tanto!), porque nuestro ego y nuestra autoestima se ven menoscabados (¿frente a quién?, ¡Frente a nuestro ego, claro!), etc.

El simple hecho de pedir, claramente, en voz alta y con amorosidad, provoca en los demás el deseo de dar, de compartir, generando en el otro la posibilidad de ser útil y eso refuerza su propia autoestima. ¿Lo pensaron alguna vez?

¿Y algo así como pedir adecuadamente mejora, entonces, las relaciones entre las personas? ¿Hace fluir la comunicación? ¿Consolida vínculos? Y digo esto, en cualquier orden, personal, laboral, familiar, de pareja, de amistad, en la escuela o la facultad, etc.

¡Algo tan sencillo!

Pero aún falta un “ingrediente”: Cuando pedimos, la otra parte debe aceptar o no el pedido. O sea, las respuestas  posibles so dos, Sí o No.

Bueno, deberían ser dos. Muchas veces escuchamos un “Ni” o un “So”, por respuesta. Y esto también atenta contra una comunicación sana.

El secreto para evitar las respuestas evasivas, consiste en pedir claramente, lo que se desea. De esa manera, el otro, podrá solicitar aclaraciones al pedido, pero no podrá no responder, también claramente. Eso es una comunicación sana.

Y de nuestra parte, debemos tener muy claro que un NO por respuesta del otro, es una posibilidad. Que no debería afectar nuestro ego o nuestra autoestima y que, además, nos abre la puerta para una conversación acerca del “por qué no”, a nuestro pedido, que puede terminar en un proceso de entendimiento mucho mayor, si existe confianza y aceptación entre las partes.

Aunque esta es “harina de otro costal” o sea, tema de otra nota.


Antes de terminar, un pedido: Que hagan sus comentarios acerca de las notas de mi blog. Eso me permite mejorar y acceder a aquellos temas que sean del interés de ustedes. Gracias y seguimos en contacto.

jueves, 5 de septiembre de 2013


Pra quienes deseen conocerse más y diseñarse una vida de relaciónes, plena y efectiva:


TALLER DE GESTIÓN DE EMOCIONES Y ESTADOS DE ÁNIMO Y DISEÑO DE CONVERSACIONES DIFÍCILES

Se trata de un Taller dirigido a personas que desean explorar en sus propios estados de ánimo y emociones, reconocerlos, reconstruirlos desde al cuerpo, la emocionalidad y el lenguaje y poder ser capaces de rediseñarlos, para lograr mantener conversaciones de todo tipo, a fin de coordinar acciones, resolver situaciones difíciles, encontrar nuevos cursos de acción y poder llegar al modo de vida elegido, liberándose de las ataduras de prejuicios y modelos mentales adquiridos.

Para ejecutivos, docentes, profesionales, negociadores y vendedores y en general todos aquellos que desean mantener o recomponer relaciones sanas y duraderas, para una vida más plena y positiva.
Para profesionales que deseen mejorar el nivel de comunicación con sus clientes o pacientes.

Para ello, haremos una exploración teórico- práctica de las emociones y los estados de ánimo, de su influencia en las interacciones de la vida diaria y de cómo procesarlas a través del lenguaje y la corporalidad a fin de reconocerlas y rediseñarlas exitosamente.

Usaremos el método del coaching ontológico, a través de conversaciones y construcciones conjuntas y el sistema conocido como “aprendizaje acelerado”, para acompañar el proceso de los aprendices, trabajando las herramientas que les entregaremos.

Al finalizar el Taller, los asistentes estarán en condiciones de rediseñar sus estados de ánimo y también mantener conversaciones efectivas, siendo capaces de  planificarlas con anticipación.

Modo del Taller: Presencial.

Duración del Taller: 27 hs. ( 9 clases de 3 hs cada una)

Comienzo: Martes 15 de Octubre

Finalización: Martes 10 de Diciembre

Horario: 19 a 22hs.

Lugar de impartición: Ramos Mejía Bs. As.

Se enviarán materiales por mail o serán subidos a la plataforma educativa, a fin de que los aprendices puedan preparar sus clases en tiempos de ocio.

Al finalizar, se entregarán certificados de aprobación a quienes hayan completado el Taller. Para ello, deberán acreditar un mínimo de 7 clases presentes, cumplir con las dinámicas y trabajos prácticos que se propongan en tiempo y forma y haber participado con éxito en las reuniones de conversación finales, que serán 3 durante el desarrollo del Taller.

Temario del Taller:

-Estados de ánimo y emociones: ¿Los tenemos o nos tienen?

Distinción entre unos y otras. Reconstrucción lingüística, corporal y emocional de los mismos.

-Estados de ánimo y corporalidad

-Estados de ánimo y lenguaje.

-Estados de ánimo y acción

-Estados de ánimo como dominio de diseño.

-Los juicios como la base de los estados de ánimo.

-Fundamentación de juicios

-Juicios de facticidad y juicios de posibilidad

-Del resentimiento a la Aceptación

-De la resignación a la Ambición

-Del miedo a la Serenidad y la Paz

Las conversaciones:

-Conversaciones Públicas y Privadas

-¿Para qué conversamos?

-Columna izquierda y Columna Derecha.

-Procesando la columna izquierda.

-La Escalera de Inferencias y el Modelo Mental

-Conversaciones tóxicas y Conversaciones difíciles

-Diseño de conversaciones.

Trabajos prácticos obligatorios:

Registro de las emociones y los estados de ánimo

Fundamentación de Juicios

Columna izquierda, ejercicio de reconocimiento y refinamiento de la misma

Escalera de inferencias: ejercicio de descenso inferencial.

Diseño y puesta en práctica de una conversación difícil. Análisis de sus resultados.

Costos y Promociones para grupos y empresas, consultar por email : jfmcoaching@gmail.com

VACANTES LIMITADAS

Jorge F. Mosca

Coach Ontológico Transdisciplinario (ICP-AAPC-ICF) 

lunes, 24 de junio de 2013

CONSTRUCCIÓN” O EL PODER GENERATIVO DEL LENGUAJE

Tendría yo, digamos, 18 años. Mientras comenzaba a hacerme preguntas por la vida, por las cosas y por mí, estudiaba y tocaba la guitarra.

Un día, a través de mi querido amigo JJDG, con quién compartíamos noches de estudio? y mucha guitarra y canto a dúo, conocí al gran cantautor brasileño. Y no fue solamente eso.

Escuché, por primera vez una bellísima canción, que me acompañó toda la vida y aún hoy lo hace.

El aprendizaje, acerca del poder del lenguaje, me ha hecho revalorizarla mucho más, al punto de decidir compartir en esta entrada, su letra, para que juntos hagamos una maravillosa recorrida por los diferentes mundos que cuenta Chico Buarque en su obra.

Disfrutemos, pues la letra, detenidamente, mientras buscamos diferentes historias que nos cuenta el poeta. Nos leemos al final.

Del gran Chico Buarque de Hollanda, Construcción.

Amó aquella vez como si fuese última
 besó a su mujer como si fuese última
 y a cada hijo suyo cual si fuese el único
 y atravesó la calle con su paso tímido
 subió a la construcción como si fuese máquina
 alzó en el balcón cuatro paredes sólidas
 ladrillo con ladrillo en un diseño mágico
 sus ojos embotados de cemento y lágrimas

 Sentose a descansar como si fuese sábado
 comió su pan con queso cual si fuese un príncipe
 bebió y sollozó como si fuese un náufrago
 danzó y se rió como si oyese música
 y tropezó en el cielo con su paso alcohólico
 y flotó por el aire cual si fuese un pájaro
y terminó en el suelo como un bulto fláccido
 y agonizó en el medio del paseo público
 murió a contramano entorpeciendo el tránsito

 amó aquella vez como si fuese el último
 besó a su mujer como si fuese única
 y a cada hijo suyo cual si fuese el pródigo
 y atravesó la calle con su paso alcohólico
subió a la construcción como si fuese sólida
 alzó en el balcón cuatro paredes mágicas
 ladrillo con ladrillo en un diseño lógico
 sus ojos embotados de cemento y tránsito
 sentóse a descansar como si fuese un príncipe
 comió su pan con queso cual si fuese el máximo
 bebió y sollozó como si fuese máquina
danzó y se rió como si fuese el próximo
 y tropezó en el cielo cual si oyese música
 y flotó por el aire cual si fuese sábado
 y terminó en el suelo como un bulto tímido
 agonizó en el medio del paseo náufrago
murió a contramano entorpeciendo el público

 amó aquella vez como si fuese máquina
 besó a su mujer como si fuese lógico
 alzó en el balcón cuatro paredes fláccidas
 sentóse a descansar como si fuese un pájaro
 y flotó por el aire cual si fuese un príncipe
 y terminó en el suelo como un bulto alcohólico
 murió a contramano entorpeciendo el sábado

 por ese pan de comer y el suelo para dormir,
 registro para nacer, permiso para reir,
por dejarme respirar, y por dejarme existir,
 Dios le pague,

por esa grapa de gracia que tenemos que beber,
 por ese jugo desgracia que tenemos que toser,
por dos andamios de gente para subir y caer,
Dios le pague,

por esa harpía que un día nos va a burlar y escupir,
 y por las moscas y besos que nos vendrán a cubrir,
 y por la capa postrera que al fin nos va a redimir,

Dios le pague…

Si hubiera que dar una clase, sobre el lenguaje como vehículo para generar mundos diferentes, seguramente utilizaría este poema para poder trabajar con él.

 El autor, va cambiando de lugar algunas palabras al final de los versos y en algunos casos, agrega otras, esdrújulas. Esos cambios, casi todos recalificando los versos, provocan en el lector, inmediatamente, el cambio total del sentido de la obra.

 Nuevos mundos de posibilidades se abren para el que lee cuando, por ejemplo dice, primero:
“Besó a su mujer como si fuese última”

 Y una estrofa más abajo, dice:
 “Besó a su mujer como si fuese única”

 Y luego agrega, en otra estrofa:
“Besó a su mujer como si fuese lógico”

Pueden ustedes tomar muchos más versos, que, como en este caso, cambiando solamente un adjetivo, podrán encontrar un nuevo mundo de posibilidades para su imaginación, logrando, el autor, hacer de una historia narrada en una canción, varias historias diferentes y todas con sentido para quien las lee.

El lenguaje empodera a quien lo usa, porque le permite construir mundos diferentes para quienes lo están leyendo o escuchando.

 Me pregunto entonces: Existe la realidad? O lo que existe es la interpretación que de ella hacemos cuando escuchamos, leemos, reflexionamos o juzgamos aquello que se nos presenta ? Y, qué pasaría si, utilizando nuestro libre albedrío, que traemos, como casi único bagaje a este mundo, fuéramos capaces de construirnos un relato propio de nuestra propia vida, como deseamos que sea a partir de contarnos la historia que ilumine un futuro hecho a la medida de lo queramos vivir, sentir, lograr, ganar, ver, compartir, etc?

Una vez que entendemos y aceptamos que nada está dicho ni hecho en nuestra vida, es casi imposible volver atrás, a la zona de comodidad, y nuestro “estar siendo”, se transforma entonces, en un maravilloso viaje hacia las metas que nos propongamos. L@s desafío !

Mientras tanto, sigo disfrutando como hace más de 40 años de la “Construcción”. Y así es.

miércoles, 29 de mayo de 2013

GRUPOS, EQUIPOS Y ORGANIZACIONES

En la práctica profesional o en la vida diaria, en las empresas o en los deportes, yo diría en casi todos los dominios  de actividad humanos, las personas decimos que nos gusta trabajar “en equipo”.

Escuchamos o nos escuchamos diciendo, casi como un mantra: “somos un equipo de trabajo”, “lo importante es que constituimos un gran grupo humano” (como si fuera posible que existieran grupos de otras cosas que no fueran humanos), “debemos afianzar el equipo”, etc.

La reflexión que propongo ahora es:

Será cierto que a los humanos nos gusta trabajar en equipo?
Un grupo, es un equipo?
Qué sería, entonces un equipo?
Y una organización qué es?
En las organizaciones, hay grupos, equipos y qué más?

Son varias las cuestiones a pensar. Desde mi opinión, que no es la verdad revelada, sino, apenas lo que yo entiendo que es cada cosa, declaro que un grupo se constituye antes que un equipo y que la suma de equipos pueden formar organizaciones, donde, además de grupos, coexisten culturas y subculturas que deben complementarse “apalancando sus diferencias” (P. Rosinski), a fin de lograr resultados de integración, superiores a lo habitual.

Ante todo el grupo:
La materia prima, que constituye un equipo es un grupo. Y los dos términos no significan lo mismo. A mi juicio, un grupo es un conjunto de personas que están unidas por cuestiones relativas, como por ejemplo, todos los trabajadores de una empresa, constituyen el grupo de trabajo de esa empresa.

Un grupo, no necesariamente será un equipo. Hay grupos de amigos, por ejemplo, que suelen reunirse a cenar una noche al mes. Su compromiso y sus acuerdos, terminan en “la mesa”. Son un grupo, efectivamente, pero son un equipo?

El equipo:
Un equipo es más que un grupo. Se trata de un grupo que tiene varias características que lo hacen equipo:

Un objetivo común, por todos compartido. esto significa que, si bien puede ser propuesto por alguien, como por ejemplo, la dirección de una empresa, todos los empleados de la misma, comparten el objetivo como si fuera propio.

Objetivos secundarios que se integran en el objetivo común.

Acuerdos básicos, es decir cómo harán para llegar al logro, de qué se hará cargo cada uno, cuáles serán los compromisos que asuman, respecto del equipo y del objetivo y también cuáles serán los límites a esos compromisos, de qué NO se harán cargo, cuáles serán las sanciones para los que incumplan los compromisos, etc.

Y fundamentalmente, un “modo de ser” una forma de actuar, que los diferencie de los demás grupos y equipos. Le llamamos a esto, una cultura, (P. Rosinski).

La organización:
Se trata de la integración de diversos grupos y equipos, en un sistema intercultural, que los abarca y en el cual, apalancando las diferencias entre las culturas de cada equipo o grupo, logran hacer que el sistema funcione como tal, produciendo los resultados por todos esperados.

La Iglesia Católica es una organización, una empresa lo es, un club de rugby, también.

En todas estas organizaciones, existen grupos y también equipos, cada uno con su modo de ser y hacer. Lo que vuelve a una organización excelente, es la calidad de la integración intercultural y las acciones que, a partir de ella emprendan.

En una empresa, hay una cultura del departamento de Ventas, otra del de Administración, otra de la Dirección y seguramente una del personal de Maestranza y otra del de Seguridad.

Es más, hasta cuentan su propio relato histórico, tienen sus héroes y sus villanos y un idioma común.

Opino y sostengo que la manera más idónea de hacer que la organización logre el éxito es a través de generar su red conversacional a partir de la Comunicación Auténtica, la Coordinación Impecable y la Negociación Constructiva, como enseña F. Kofman, todo esto sostenido en un nivel de relación de intensa gestión de las emociones.

Cuando en un organización hay insatisfacción, se ve, primero, en el relato de las historias que cuenta su gente. Y como el relato se constituye en las palabras que se construyen a partir de las emociones y estados de ánimo, aquello que los miembros de una organización  dicen que “es” de una manera, en la “realidad”, lo es.

Muchas veces me encontré con esta situación en las empresas. Sucede de esta manera:
El equipo de ventas dice que los dueños, son “explotadores” ya que, cuando suben las ventas o algún producto es más vendido, les rebajan las comisiones de ése producto.

El CEO de la empresa dice que debe hacer eso, porque, “los vendedores son unos vagos que venden solamente aquello que les conviene, porque les da menos trabajo” y que, por eso tiene que rebajarles las comisiones, “así se ponen a trabajar”.

El ejemplo anterior no es inventado, lo he vivido. Cada cual, con su propio relato. El resultado final? , los vendedores, practican el mínimo esfuerzo, total “esto será siempre igual” (profecía auto cumplida). Por su lado, el CEO, continúa con la misma política de gestión porque “éstos no cambiarán nunca” (profecía auto cumplida).

En este espacio, es donde una buena gestión de coaching de la organización, puede llegar a lograr restablecer una comunicación auténtica, basada en la confianza y la idea del aprendizaje mutuo.

En éstos tiempos, solamente las empresas que se dedican a integrar sus subculturas, generando una dinámica virtuosa de aprendizaje mutuo, pueden sobrevivir a los desafíos que se presentan.

Cómo se logra esto? Con tiempo, paciencia, mucha dedicación y fundamentalmente, si todos los implicados, pueden llegar a “ver” cuál es el problema y se comprometen con la solución del mismo.


Qué pasó con la empresa del ejemplo? Tristemente siguen en la misma esquizofrenia organizacional, cada vez más achicada y cada vez más amenazada por la competencia que se adaptó a los tiempos. Y así es. 

jueves, 23 de mayo de 2013

LA PROPIEDAD DE LA PALABRA

“Palabras, palabras, palabras…”, decía la canción. Diariamente se dicen, escriben y editan millones y millones de palabras. En las relaciones interpersonales, en el ámbito laboral, en el dominio de las ciencias, del arte. Hay palabras habladas, escritas, pensadas.

Hay palabras que se emiten por los medios masivos, por las redes sociales. Hay palabras reconocidas por la Real Academia y otras que son neologismos, que con el tiempo pasan a ser reconocidas como oficiales. Hay palabras de todo y tipo y para todo uso.

En verdad los seres humanos, como diría R. Echeverría, nos constituimos como humanos, en el lenguaje.

 Somos lo que decimos y también como pensamos y además decimos lo que somos y pensamos como somos. No hay error, lo que se dice es aquello que se es.

La palabra, entonces es de todos, construye realidad y genera acción. La palabra crea mundos de posibilidades y constituyen las visiones y las interpretaciones que rigen en determinadas épocas.

 Las palabras construyen los paradigmas que gobiernan todas las acciones y los pensamientos humanos en los distintos momentos históricos.

 Los discursos históricos, se construyen con palabras y sus dueños, explican la “realidad” de cada momento. 

El mundo “es” lo que los dueños de la palabra dicen que es.

Entonces, ¿quiénes son los dueños de las palabras ?

Si coincidimos en la idea que quienes construyen los discursos históricos, son los dueños de las palabras que explican el mundo y ponen “cada cosa en su sitio”, de acuerdo a la interpretación que ellos mismos hagan de las cosas, podemos concluir que quien controla el mundo en alguna época, es quien tiene el relato histórico y que lo impone como una verdad, en forma hegemónica.

¿Quién, durante el Imperio Romano, iba a interpretar la historia de la época, desde otra visión que no fuera la de Roma? ¿Qué posibilidades podría tener alguien, durante la Alta Edad Media de seguir con vida si no aceptaba que el sol giraba alrededor de la Tierra y que ésta era el Centro del Universo, por la Gracia de Dios?

En todas las épocas, hubo un relato dominante que explicaba todo, de acuerdo a la interpretación y los intereses de aquellos que detentaban el poder. El Señor Feudal o el Monarca absoluto, recibían su poder de Dios, que lo había elegido para reinar sobre otros hombres, de acuerdo a su “Real” voluntad.

Y cuando los hombres se rebelaban contra el poder establecido, eran puestos fuera del sistema, desterrados, anatematizados, quemados en hogueras, asesinados y considerados escorias diabólicas que osaban desafiar el mundo tal y como estaba establecido, de acuerdo al relato dominante.

 Aquel que, como el esclavo Espartaco, enfrentaban el poder de la Roma Imperial, denunciando la esclavitud, la cara más represiva, eran transformados en aquello que denunciaban y como aquello iba contra del relato de los dueños de las palabras, pasaban a ser ellos los incivilizados, sanguinarios asesinos que merecían morir por atentar contra la pax Romana y su civilización.

Esta ha sido y es la forma de operar de los dueños de las palabras.

Aunque si, como decíamos al principio, las palabras que dicen los hombres, construyen relatos que otros hombres, que comparten aquellas palabras, contribuyen a convertir en discursos históricos y por lo tanto, cambios de paradigmas, estaremos aceptando que la propiedad de las palabras es de todos los humanos y que si algunos hombres construyen un relato diferente y están dispuestos a defenderlo y vivir de acuerdo a los nuevos paradigmas, porque, por ejemplo, permiten mayor igualdad entre aquellos que tienen el poder y los que no lo tienen, están en todo su derecho de hacerlo e incluso, llegar a vivir de acuerdo a ésa nueva explicación de lo que es el mundo.

Todos los cambios históricos, comenzaron por un cambio de relato de la historia.

 Inmediatamente, generaron una reacción, más violenta, cuanto más hacían peligrar los privilegios defendidos y establecidos por el anterior relato. No obstante, cuando los hombres se hicieron dueños de las palabras y ganaron la batalla cultural, poco a poco vino un cambio de época, de paradigma.

No hay un “pensamiento único”, no existió un “fin de la historia”, salvo en la fanática mente de algún Francis Fukuyama.

Lo que hay son cambios de época, donde aquellos que nunca pudieron hablar, se visibilizaron cuando se hicieron dueños de sus palabras, logrando demostrar que las palabras son siempre de aquellos que logran provocar los cambios de paradigma.

Y es muy importante referenciar que, siempre, los cambios de paradigmas en la historia, partieron de los bordes, de los límites exteriores, de los lugares más lejanos y olvidados e invisibles de los discursos históricos y se transformaron en una ola imparable, que cambió los tiempos. Y la humanidad, continuó progresando.


Y el mundo, poco a poco, se transforma en un lugar donde más gente puede ir vivir mejor y tener más derechos. Apropiarse de las palabras, genera mundos donde más personas pueden ser incluidas. 

Y así es.

domingo, 5 de mayo de 2013


De aprendices y  maestros

Esta nota ya la publiqué hace tres meses. Tuvo varios comentarios. Por esa razón, lo vuelvo a hacer. Espero que les guste. Jorge.

Una tarde de domingo. Una familia reunida, charlando y tomando mate, costumbre muy rioplatense.

De pronto surge la conversación, digamos, sobre política. Básicamente hay acuerdo, hasta que deja de haberlo, también como de costumbre.

Uno de los participantes hace un comentario que a otro la disparó una emoción muy fuerte. No está en desacuerdo con el otro, sino que su emoción está relacionada a situaciones vividas, que le hacen reaccionar con vehemencia, citando varios hechos, por todos conocidos, que sustentarían la opinión contraria a su familiar.

El primero, entonces, recurre a criticar el hecho de que su pariente “se enoja” y actúa como “un fanático”. Esto desencadena una discusión donde el primero trata de demostrar que el otro, justamente está equivocado porque “reacciona como un fanático” y el otro trata de explicar que lo hace así porque es “vehemente” y porque no está en contra de los presentes, sino que hay cosas que ya lo “tienen cansado” y provocan su reacción emocional.

Entrado en este terreno, la discusión llega a un punto en que, el primero se afirma en el juicio acerca del “fanatismo” y la “reacción agresiva” del otro y el segundo, se siente agredido, pensando que están atacando a su modo de ser, en vez de discutir sobre ideas.

 La conversación va el terreno de “Tener razón”, la imagen pública de cada uno y sobre todo afirmar su ego.

En un punto, el segundo, toma conciencia de que, probablemente su reacción haya sido tomada como una agresión por el otro. Entonces pide disculpas, diciendo que de ninguna manera intentó ser agresivo, que simplemente fue vehemente para expresarse y que si se seguía por aquel camino, lo mejor era callarse y no seguir con el tema, porque no merecía la pena seguir conversando.

El primero sintió ese comentario y entonces, manifestó lo siguiente: “Te voy a enseñar una cosa” y comentó que no había que tener ésas reacciones porque no llevaban a ninguna parte y etc, etc.

El otro, se sintió doblemente herido, por el primer hecho y ahora por escuchar al otro que le “enseñaba” algo. Desde el estado emocional en que se encontraba, sintiéndose quizás invalidado, decidió tomar una actitud más humilde y respondió que agradecía la enseñanza, porque era alguien que estaba siempre aprendiendo. Esto no fue escuchado por el primero que continuó con sus “enseñanzas”.

 Por tercera vez, el otro pidió ahora claramente, disculpas y dijo que no volvería a actuar de modo que agrediera o hiciera sentir agredido al otro. Se desvió la conversación y al rato el grupo se dispersó a hacer diferentes cosas.

¿Qué piensan ustedes que sucedió?,

 ¿Cuántas veces se vieron en situaciones similares?, ¿cómo reaccionaron?,

¿Qué pensaban acerca del otro y qué creen que pensaba el otro acerca de ustedes?

¿Cómo deberían haber actuado?,

¿Qué pasó con sus emociones?,

¿Cómo hacer cuando éstas. Simplemente, aparecen?

 ¿Y el pedido de perdón, lo han escuchado o la han solicitado, alguna vez?  ¿Y qué pasó entonces?

¿Cómo se han sentido cuando pidieron o se les pidió perdón?

¿Cómo fue para ustedes perdonar / ser perdonados?

¿Cómo podrían actuar desde uno u otro lado en circunstancias similares?

¿Para qué hacerlo?

¿De qué se estarían haciendo cargo en su accionar?

Éstas y otras preguntas pueden ser respondidas para lograr un aprendizaje.

El coaching es una poderosa herramienta para aprender a rediseñar y rediseñarse con el fin de lograr relaciones satisfactorias con los demás y con uno mismo.

 Y se puede avanzar, trabajando en un dominio poco conocido, especialmente por los varones: el de las emociones.

Espero que esto desencadene reflexiones y comentarios. Más preguntas y respuestas. 

Aquí estoy, para el que lo desee.        

miércoles, 24 de abril de 2013


SOBRE COMPLEJIDAD, MULTIDIMENSIONALIDAD Y SINCRONÍA

La realidad es compleja, imprevisible, nada está definitivamente establecido.

En los últimos años, el pensamiento ha evolucionado, concluyendo que todo lo que antes solían ser certezas, hoy son apenas paradigmas que ven cambiando de acuerdo a las épocas y las maneras en que los hombres van interpretando el  tiempo en que les toca vivir, de generación en generación.

La palabra favorita de los que defienden la complejidad es “incertidumbre”. Esta palabra nos dice que, en realidad, no sabemos nada de lo que sucederá a partir de ahora mismo.  Es más, muchos de nosotros compartimos la idea de que el presente, en cuanto es concebido como una idea o sensación, es pasado.

 Si lo pienso, si pienso en el presente, entonces éste ya es pasado.

 Como conclusión podemos decir que el presente, no existe, es una creación basada en nuestra interpretación lineal de las cosas, es una distinción lingüística, perteneciente al viejo paradigma de la simplicidad, que nos permite diferenciarlo de lo que llamamos “pasado”, es decir aquello de lo que tenemos conciencia que “ya sucedió”. 

Cuando aquel pasado, “pasó” hace mucho “tiempo”, entonces lo llamamos “historia”, especialmente si sucedió antes de que nosotros naciéramos a esta vida que estamos viviendo.

El pasado en cuanto tal, es una construcción lingüística que, al igual que el presente y el “futuro”, se inscriben en el paradigma de la simplicidad, de la linealidad. “Antes”, es pasado, “ahora” es presente y “mañana”, es futuro, es decir aquello que todavía no sucedió, pero que sabemos que sucederá, como por ejemplo: “mañana saldrá el sol”.

Todas estas convenciones, estas distinciones del habla, en la cual vivimos, nos permiten “interpretar” la “realidad”, es decir ese conjunto de hechos, circunstancias, juicios y situaciones que acontecen ahora y el pasado y futuro recientes.

¡Los hombres, no podríamos vivir sin estos conceptos que están tan arraigados a la civilización a la cual pertenecemos!

Vivimos en un mundo tridimensional y todo nuestro modo de ver las cosas, parte de esta “limitación” biológica. Venimos equipados con un “sistema” sensorial para interpretar el mundo en tres dimensiones y en tres dimensiones, construimos todo nuestro mundo interno y externo.

Si descubriéramos y tuviéramos que aceptar que en la “realidad”, aquellos conceptos no existen, salvo en la mente y en los discursos históricos y prácticas sociales, si esto sucediera, estaríamos en serio peligro de desaparecer como especie, ya que estaría en tela de juicio una de las principales necesidades que los humanos buscamos satisfacer, desde siempre, la de “seguridad”. 

Y si todo esto lo pudieran aceptar todos los seres humanos, entonces estaríamos en presencia de una lucha sin cuartel, para poder estar “seguros”, es decir, nos destruiríamos entre nosotros.

En verdad no somos dueños, ni siquiera de la consecuencia de nuestras acciones. Cuando hacemos algo, más allá de las intenciones que tengamos, lo que sucederá a partir de allí, no podemos controlarlo; ¿Cuántas veces hicimos algo, esperando determinado resultado y luego sucede exactamente lo contrario? Entonces decimos ¡Yo nunca pensé que iba a pasar esto!

 Y cuanto más se alejan de nosotros, las consecuencias de nuestras acciones, son más inciertas aún. Es por eso que muchas veces nos preguntamos cómo puede haber sucedido algo, si nuestra “intención” era otra.

Existe un espacio en nuestra mente, que está ocupado por infinidad de cosas. Situaciones, ideas, posibles acciones, etc. que desconocemos y que, sin embargo, nos ayudarían a encontrar respuestas de todo tipo a nuestras inquietudes de saber y espirituales.

Ese espacio es el que los coaches denominamos como el espacio del “No sé que sé”.

Es algo que psicólogos del siglo XX, como Jung, denominaron, el “inconsciente colectivo”. Un lugar de nuestro psiquismo, donde estaría “almacenada” toda la experiencia de la humanidad a través de los tiempos. Un ejemplo, sería el miedo a la oscuridad o el temor al fuego, etc…

En ese espacio, la ciencia moderna está demostrando que existen muchos conocimientos aparte de las experiencias arcaicas. Y que es compartido por toda la humanidad, que lo tiene a su disposición, en la medida en que decidamos acceder a los mismos, partiendo de la humilde aceptación de que no sabemos todo y que ciertamente, debe haber cosas, más allá de nuestro conocimiento y entendimiento.

Nuestro entendimiento, solamente registrará lo que vemos, tocamos, gustamos y registramos. Nuestra alma, tendrá la posibilidad de ir “más allá”, es decir al mundo donde no existe el tiempo, donde no hay “antes” ni “después” y por ello, está a nuestra disposición todo el conocimiento de toda la humanidad, a través de todas las eras. Y lo que es más importante, también el conocimiento universal, almacenado en las bibliotecas del espíritu, allí donde solamente accedemos a través del encuentro en el  “no tiempo”, en el cual, como todo es presente, está todo el conocimiento adquirido por los hombres a disposición de quien quiera tomarlo.

En otro orden, en el mundo de las dimensiones múltiples, nos hallamos también con entrecruzamientos de búsquedas y es allí donde se producen los “hechos casuales”, para el común de la gente y con ellos los logros y realizaciones. Una búsqueda se encuentra con otra búsqueda y se obtienen las respuestas. A esto le llamamos “sincronía”. Este hecho, lo tenemos a disposición todos los seres humanos desde siempre y solamente, debemos tener confianza, estar centrados en aquello que realmente queremos y además estar atentos, porque la respuesta siempre llegará. 

Esto no es predestinación, ni mucho menos. Es simplemente, aprovechar el poder que nos otorga el Universo como humanos que nos lleva a través de nuestra libre elección, que llamamos “libre albedrio”, a escoger aquello que queremos escoger en cada etapa de nuestra vida.

En definitiva, somos enteramente responsables de todo lo que nos sucede, porque es nuestra elección. 

La sincronía nos lleva a encontrar aquello que estábamos buscando. No parece ser así, simplemente, así es.