martes, 10 de diciembre de 2013

COACHING, ACCIÓN Y RESULTADOS

Muchas veces, nos preguntan y nos preguntamos, ¿para qué sirve el coaching? Es una inquietud recurrente entres los posibles clientes y también entre los coaches.

Y también surgen, en forma inevitable, las comparaciones entre coaching, psicoterapia, consultoría y otras disciplinas.

No entraré en comparaciones con otras, ya que respeto a todas y la idea es sumar y no competir por espacio, aunque haré algunas reflexiones acerca de cuál es el accionar del coach, en sus intervenciones y cuáles son los objetivos buscados, en ese proceso de ayudar al coacheado a superar la brecha de inquietud en que suele hallarse cuando pide una conversación.

Nosotros, los coaches, sabemos muy bien que lo que busca quien se nos acerca es obtener un resultado diferente e importante, como corolario de su inquietud o quiebre.

Es por eso que, partiendo de las palabras del cliente y a través de preguntas, metáforas, analogías, dinámicas corporales o emocionales, etc, buscamos acceder a aquellos juicios (opiniones, creencias) que conforman los paradigmas de base de los coachees.

En la medida en que el coacheado pueda hacerlos concientes o sea, nombrarlos, experimentarlos y encontrarles fundamentación o no, será capaz, por sí solo, de hacer los cambios que desee a fin de poder accionar de otra manera y lograr otros resultados, más importantes que los obtenidos hasta el momento de la consulta.

Esto se logra a través de un proceso, de pocas conversaciones, siempre y cuando el coacheado esté dispuesto a “bucear” en sus propias creencias.

Es que hay distintas formas de lograr resultados. Una es cambiando las acciones. Evidentemente, cambiarán los resultados. 

Sin embargo, esto no garantiza cambios duraderos, ya que las creencias que generaban las repuestas anteriores a los problemas, volverán inevitablemente.

Y esto, debido a que no es nada sencillo cambiar de un día para otro, los modelos mentales heredados y adquiridos acerca de cómo ve cada uno el mundo y las cosas.

Otro paso a lograr, trabajando en un proceso de coaching, es ir “más allá”, “correr los limites” y desafiar las creencias.

A través de un arduo trabajo de acompañamiento, el coach y el coachee, irán desarmando capa a capa, la “cebolla ontológica” y encontrando las creencias limitantes del accionar exitoso, en la búsqueda de los resultados esperados.

Muchas veces, se puede llegar a identificar las creencias, filtrarlas, eliminarlas y cambiarlas por otras fundamentadas en hechos aceptados como tales por el coachee.

Esto genera un aprendizaje, que lleva a la acción y el logro de resultados importantes, de manera más permanente.

Y si se avanza más en el proceso de coaching, es posible llegar hasta lo que denominamos “transformación”, es decir, cambiar los paradigmas de base (o algunos de ellos). Esto ve a generar el cambio profundo y totalmente diferente, en la manera de ver las cosas y el mundo, en la forma de accionar frente a las inquietudes que se presenten y al ser producto de un cambio en lo que llamamos “el modo de ser”, generará un “estar siendo en el mundo”, totalmente diferente, libre de creencias limitantes.

Declaro que esto es posible, esencialmente, porque lo he experimentado en mí mismo, trabajando con mis coaches, no sin esfuerzo y hasta dolor (existencial) y también porque lo he visto suceder en algunos de mis coachees. Es impactante presenciar el momento en que se ilumina la  mente y cambia el estado de ánimo, acompañado de una corporalidad “de descubrimiento”.

 Hace que agradezca a Dios el ser Coach.

Sería imposible lograr esos resultados sin contar con el coachee y sus ganas de hacerlo, comprometerse y responsabilizarse. Es por eso que siempre reconozco a cada uno de ellos y ellas, la oportunidad que me da de entrar en su existencia y compartir algo de su esencia.


En conclusión, el coaching es una poderosa herramienta que permite a las personas lograr resultados extraordinarios en poco tiempo, accionando desde un modo de ver y ser (el observador), diferente al que era hasta el momento del proceso.

 Gracias a mis coachees, por permitirme acompañarlos.

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