La danza Conversacional: Intimidad Amor y
Aceptación, la Conversación de Coaching
Estamos sentados, frente a frente, ella y yo. Nos
miramos, tratando de descifrar al otro.
Ella está un poco ansiosa. Su postura corporal y la manera
en que se frota, suavemente las manos, me lo indican. Está a la defensiva.
Yo la observo y mi mirada trata de ser serena y
generar confianza, a partir de ese primer acercamiento.
Sonríe. Han pasado apenas diez o veinte segundos. Yo
comienzo a hablar:
“Esta es una conversación de Coaching. En la misma,
vos podrás traer algún tema que te resulte inquietante y que quieras poder ver
claramente. Vos sos la protagonista de este espacio. Decidís qué y cómo querés
hacerlo. Decidís hasta donde llegar”.
“Yo, declaro mi total compromiso de
confidencialidad. Lo que aquí hablemos quedará en mí y no saldrá de este
espacio nuestro”.
“Te escucharé y no te juzgaré, ni criticaré y mucho
menos, te diré qué hacer. Esto es debido a que solamente vos sabés cuál es la
respuesta a tu inquietud. Y yo te acompañaré en el camino de encontrarla”.
“Sí, te pido permiso para hacer, de vez en cuando,
alguna interpretación de lo que escucho. Puede servirte o no, pero será para
que yo pueda aclararme lo que no entienda”.
“¿Cuál es la inquietud que querés traer a la
conversación?”
Aquí comienza la danza.
Una conversación de Coaching, es un espacio de
co-construcción de algo que antes no existía. Un recorrido conjunto desde el
borde de la brecha en que se encuentra el/la coachee, hasta la otra orilla, en
la que estará la respuesta que le permita accionar para logros impensados.
En ese espacio único y amoroso, pueden suceder
muchas cosas. Y a veces no suceder ninguna.
Como el Coach no hace interpretaciones acerca de los
por qué, sino que busca los para qué, los cómo, los cuáles, etc. hay
conversaciones que deben suspenderse ya que el coachee no desea seguir
avanzando. O también cambiar de rumbo. Apasionante danza conversacional.
En ese espacio único, la confianza la escucha y la
aceptación, son la clave para ir avanzando, poco a poco.
Es maravilloso ver cómo se iluminan los ojos y
aparece la sonrisa o las lágrimas de emoción, cuando el/la coachee encuentra,
desde su propia construcción, aquella respuesta que intuía o sabía y que por
vaya a saber qué limitantes (miedo, baja autoestima, juicios previos,
inferencias, cultura, educación, etc) no podía ver con claridad.
Y como va asumiendo el poder inmenso que tiene. Construir su propio estar siendo.
Y en ese amoroso espacio, también generamos juntos
los nuevos aprendizajes. Aquellos que permiten cambiar algún modo de ser, para
que los logros planificados se hagan permanentes.
De eso se trata trabajar, juntos, una conversación
de Coaching.
Para mí, el mejor pago, es cuando escucho el
¡Gracias! emocionado de aquél otro al que acompañé.
Y luego viene el abrazo, profundo, amoroso.
Él o
ella, no saben que yo he aprendido mucho más en ese proceso.
El gracias es mío.