“TENGO MIEDO…”
EL MIEDO, ¿MITO, CREENCIA O REALIDAD?
Un bosque, árboles
altísimos, una cascada de agua limpia y fresca…por todas partes frutas y
plantas, que sumadas a los animales que proveen una deliciosa carne, son el
sitio ideal para la vida del hombre.
Subiendo por la ladera
de una sierra, puede observarse una luz. Es un fuego que brilla cálido y
alegre, en una caverna.
Adentro, un clan de homo
sapiens, comparte la comida, juega, se despiojan, tienen sexo y luego, se
duermen, cansados, esperando el otro día, para salir a cazar.
Esto sucede muchos miles
de años atrás, en el norte de lo que hoy es España, la zona que hoy denominamos
Altamira.
De pronto, un sonido, se
escucha, proveniente de la oscuridad del exterior de la caverna.
Parece un rugido, feroz,
terrible, que despierta a los hombres, mujeres y niños y les hiela la sangre.
Todos se amontonan,
cuerpo contra cuerpo, en el fondo de su hogar. Así se sienten más “seguros”. Unos
junto con otros, en su casa, detrás del fuego que los protegerá, según ellos
creen, pues, generalmente los animales suelen huir del mismo, le tienen
“miedo”.
Curioso, el miedo de los
animales y el de los hombres, son parecidos. Los animales, no saben por qué,
pero tienen inscripto en su ADN, el miedo al fuego…y huyen de él.
Los hombres, saben de
esto y sienten que están seguros, protegidos por el fuego, dentro de su
caverna.
Afuera el rugido, se
escucha más cerca. Los hombres se acurrucan aún más en el fondo de la caverna.
Así pasan las horas. Los homo sapiens se duermen, sale el sol.
Tímidamente y aún con el
miedo en la sangre, y con dolor en el estómago, fruto de ese temor, algunos de
ellos, los más jóvenes y fuertes, se atreven a salir de la segura caverna.
No se ve nada más que el
paisaje habitual. Pasó el miedo, pasó la noche, habrá que ver cómo viene la
próxima oscuridad…
Esta historia,
seguramente ocurrió muchas veces en los miles de años que llevamos los humanos
en esta tierra. A través de los tiempos, los miedos nos acompañan día a día.
El temor de aquellos homo
sapiens, fue cambiando. En la medida que dominaron el fuego y luego
construyeron armas, en que domesticaron animales y fueron capaces de fabricar
viviendas que los mantuvieran protegidos, perdieron algunos miedos.
Esencialmente, éstos
desaparecieron cuando los humanos fuimos conociendo aquello que nos infundía
temor. Y fueron siendo suplantados por otros miedos.
El
miedo al rugido exterior a la caverna provenía de algo que no sabían bien qué
era, pero que, por el sonido tan horrendo, significaba, para aquellos humanos
una amenaza cierta. Nunca vieron qué era, pero ellos “sabían” que era
peligroso.
Es
más, ellos estaban seguros de que, acurrucándose en el fondo de la caverna,
detrás del fuego, estaban protegidos, no tenían miedo, se sentían seguros.
Jamás pensaron que un
trozo de roca de la caverna, podía haberse desprendido y aplastarlos o que
alguna alimaña oculta en la oscuridad interior de la cueva, podría morder a
algunos de ellos y matarlos con su veneno. Simplemente, ante la amenaza
exterior, desconocida, pero portadora de un rugido que les hacía estar seguros
de que era un animal peligroso, ellos respondían, del modo que juzgaban
adecuado para salvarse del peligro.
Y esta última reflexión,
nos lleva a preguntarnos ¿qué es el miedo?.
No pretendo que estén de
acuerdo. Es más, la idea es que no lo estén, que pongan en tela de juicio lo
que aquí diré:
El miedo es una opinión,
es una idea que nos hacemos acerca de algo que desconocemos.
Y que nos supera. Algo,
para lo cual sentimos que no tenemos recursos suficientes para superarlo. Por
lo tanto, desde el fondo de nuestro inconsciente colectivo, optamos por tres
posibilidades:
Escondernos, huir o
atacar.
Generalmente, optamos
por escondernos (victimizarnos) o huir (no hacernos cargo, evitando enfrentar
el miedo) construyendo una historia que nos justifique ante nosotros mismos y
los demás, acerca de por qué preferimos no enfrentar ese miedo.
Sin embargo hay otra
manera de ver el temor: Como oportunidad, como posibilidad de aprendizaje y
crecimiento.
Esa manera consiste en
reflexionar solo o ayudado por un coach, acerca de qué es lo que necesitamos
para superar ese miedo y cuáles serían las acciones a emprender.
Ayudados por un profesional
capacitado, en pocas sesiones, seremos capaces de generar acciones que nos
lleven, no solamente a diluir el miedo, sino también a cambiarlo por un estado
de ánimo altamente positivo, la Confianza.
Desde ese lugar, desde
la confianza, basada en una poderosa autoestima, podremos construir una vida
plena, donde los obstáculos signifiquen siempre posibilidades de crecer. La
decisión es de cada uno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario