GRUPOS, EQUIPOS
Y ORGANIZACIONES
En la práctica profesional o en la vida diaria, en
las empresas o en los deportes, yo diría en casi todos los dominios de actividad humanos, las personas decimos
que nos gusta trabajar “en equipo”.
Escuchamos o nos escuchamos diciendo, casi como un
mantra: “somos un equipo de trabajo”, “lo importante es que constituimos un
gran grupo humano” (como si fuera posible que existieran grupos de otras cosas
que no fueran humanos), “debemos afianzar el equipo”, etc.
La reflexión que propongo ahora es:
Será cierto que a los humanos nos gusta trabajar en
equipo?
Un grupo, es un equipo?
Qué sería, entonces un equipo?
Y una organización qué es?
En las organizaciones, hay grupos, equipos y qué
más?
Son varias las cuestiones a pensar. Desde mi
opinión, que no es la verdad revelada, sino, apenas lo que yo entiendo que es
cada cosa, declaro que un grupo se constituye antes que un equipo y que la suma
de equipos pueden formar organizaciones, donde, además de grupos, coexisten
culturas y subculturas que deben complementarse “apalancando sus diferencias”
(P. Rosinski), a fin de lograr resultados de integración, superiores a lo
habitual.
Ante todo el grupo:
La materia prima, que constituye un equipo es un
grupo. Y los dos términos no significan lo mismo. A mi juicio, un grupo es un
conjunto de personas que están unidas por cuestiones relativas, como por
ejemplo, todos los trabajadores de una empresa, constituyen el grupo de trabajo
de esa empresa.
Un grupo, no necesariamente será un equipo. Hay
grupos de amigos, por ejemplo, que suelen reunirse a cenar una noche al mes. Su
compromiso y sus acuerdos, terminan en “la mesa”. Son un grupo, efectivamente,
pero son un equipo?
El equipo:
Un equipo es más que un grupo. Se trata de un grupo
que tiene varias características que lo hacen equipo:
Un objetivo común, por todos compartido. esto significa que, si bien puede ser propuesto por alguien, como por ejemplo, la dirección de una empresa, todos los empleados de la misma, comparten el objetivo como si fuera propio.
Objetivos secundarios que se integran en el objetivo
común.
Acuerdos básicos, es decir cómo harán para llegar al
logro, de qué se hará cargo cada uno, cuáles serán los compromisos que asuman,
respecto del equipo y del objetivo y también cuáles serán los límites a esos
compromisos, de qué NO se harán cargo, cuáles serán las sanciones para los que
incumplan los compromisos, etc.
Y fundamentalmente, un “modo de ser” una forma de
actuar, que los diferencie de los demás grupos y equipos. Le llamamos a esto,
una cultura, (P. Rosinski).
La organización:
Se trata de la integración de diversos grupos y
equipos, en un sistema intercultural, que los abarca y en el cual, apalancando
las diferencias entre las culturas de cada equipo o grupo, logran hacer que el
sistema funcione como tal, produciendo los resultados por todos esperados.
La Iglesia Católica es una organización, una empresa
lo es, un club de rugby, también.
En todas estas organizaciones, existen grupos y
también equipos, cada uno con su modo de ser y hacer. Lo que vuelve a una
organización excelente, es la calidad de la integración intercultural y las
acciones que, a partir de ella emprendan.
En una empresa, hay una cultura del departamento de
Ventas, otra del de Administración, otra de la Dirección y seguramente una del
personal de Maestranza y otra del de Seguridad.
Es más, hasta cuentan su propio relato histórico,
tienen sus héroes y sus villanos y un idioma común.
Opino y sostengo que la manera más idónea de hacer
que la organización logre el éxito es a través de generar su red conversacional
a partir de la Comunicación Auténtica, la Coordinación Impecable y la
Negociación Constructiva, como enseña F. Kofman, todo esto sostenido en un
nivel de relación de intensa gestión de las emociones.
Cuando en un organización hay insatisfacción, se ve,
primero, en el relato de las historias que cuenta su gente. Y como el relato se
constituye en las palabras que se construyen a partir de las emociones y
estados de ánimo, aquello que los miembros de una organización dicen que “es” de una manera, en la
“realidad”, lo es.
Muchas veces me encontré con esta situación en las
empresas. Sucede de esta manera:
El equipo de ventas dice que los dueños, son
“explotadores” ya que, cuando suben las ventas o algún producto es más vendido,
les rebajan las comisiones de ése producto.
El CEO de la empresa dice que debe hacer eso,
porque, “los vendedores son unos vagos que venden solamente aquello que les
conviene, porque les da menos trabajo” y que, por eso tiene que rebajarles las
comisiones, “así se ponen a trabajar”.
El ejemplo anterior no es inventado, lo he vivido.
Cada cual, con su propio relato. El resultado final? , los vendedores,
practican el mínimo esfuerzo, total “esto será siempre igual” (profecía
auto cumplida). Por su lado, el CEO, continúa con la misma política de gestión
porque “éstos no cambiarán nunca” (profecía auto cumplida).
En este espacio, es donde una buena gestión de
coaching de la organización, puede llegar a lograr restablecer una comunicación
auténtica, basada en la confianza y la idea del aprendizaje mutuo.
En éstos tiempos, solamente las empresas que se
dedican a integrar sus subculturas, generando una dinámica virtuosa de aprendizaje
mutuo, pueden sobrevivir a los desafíos que se presentan.
Cómo se logra esto? Con tiempo, paciencia, mucha
dedicación y fundamentalmente, si todos los implicados, pueden llegar a “ver”
cuál es el problema y se comprometen con la solución del mismo.
Qué pasó con la empresa del ejemplo? Tristemente
siguen en la misma esquizofrenia organizacional, cada vez más achicada y cada
vez más amenazada por la competencia que se adaptó a los tiempos. Y así es.
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