SOBRE COMPLEJIDAD,
MULTIDIMENSIONALIDAD Y SINCRONÍA
La realidad es compleja, imprevisible, nada está
definitivamente establecido.
En los últimos años, el pensamiento ha evolucionado, concluyendo
que todo lo que antes solían ser certezas, hoy son apenas paradigmas que ven
cambiando de acuerdo a las épocas y las maneras en que los hombres van
interpretando el tiempo en que les toca
vivir, de generación en generación.
La palabra favorita de los que defienden la complejidad es
“incertidumbre”. Esta palabra nos dice que, en realidad, no sabemos nada de lo
que sucederá a partir de ahora mismo. Es
más, muchos de nosotros compartimos la idea de que el presente, en cuanto es
concebido como una idea o sensación, es pasado.
Si lo pienso, si pienso en el
presente, entonces éste ya es pasado.
Como conclusión podemos decir que el
presente, no existe, es una creación basada en nuestra interpretación lineal de
las cosas, es una distinción lingüística, perteneciente al viejo paradigma de
la simplicidad, que nos permite diferenciarlo de lo que llamamos “pasado”, es
decir aquello de lo que tenemos conciencia que “ya sucedió”.
Cuando aquel
pasado, “pasó” hace mucho “tiempo”, entonces lo llamamos “historia”, especialmente
si sucedió antes de que nosotros naciéramos a esta vida que estamos viviendo.
El pasado en cuanto tal, es una construcción lingüística
que, al igual que el presente y el “futuro”, se inscriben en el paradigma de la
simplicidad, de la linealidad. “Antes”, es pasado, “ahora” es presente y
“mañana”, es futuro, es decir aquello que todavía no sucedió, pero que sabemos
que sucederá, como por ejemplo: “mañana saldrá el sol”.
Todas estas convenciones, estas distinciones del habla, en
la cual vivimos, nos permiten “interpretar” la “realidad”, es decir ese
conjunto de hechos, circunstancias, juicios y situaciones que acontecen ahora y
el pasado y futuro recientes.
¡Los hombres, no podríamos vivir sin estos conceptos que
están tan arraigados a la civilización a la cual pertenecemos!
Vivimos en un mundo tridimensional y todo nuestro modo de
ver las cosas, parte de esta “limitación” biológica. Venimos equipados con un
“sistema” sensorial para interpretar el mundo en tres dimensiones y en tres
dimensiones, construimos todo nuestro mundo interno y externo.
Si descubriéramos y tuviéramos que aceptar que en la
“realidad”, aquellos conceptos no existen, salvo en la mente y en los discursos
históricos y prácticas sociales, si esto sucediera, estaríamos en serio peligro
de desaparecer como especie, ya que estaría en tela de juicio una de las
principales necesidades que los humanos buscamos satisfacer, desde siempre, la
de “seguridad”.
Y si todo esto lo pudieran aceptar todos los seres humanos,
entonces estaríamos en presencia de una lucha sin cuartel, para poder estar
“seguros”, es decir, nos destruiríamos entre nosotros.
En verdad no somos dueños, ni siquiera de la consecuencia de
nuestras acciones. Cuando hacemos algo, más allá de las intenciones que
tengamos, lo que sucederá a partir de allí, no podemos controlarlo; ¿Cuántas
veces hicimos algo, esperando determinado resultado y luego sucede exactamente
lo contrario? Entonces decimos ¡Yo nunca pensé que iba a pasar esto!
Y cuanto más se
alejan de nosotros, las consecuencias de nuestras acciones, son más inciertas
aún. Es por eso que muchas veces nos preguntamos cómo puede haber sucedido
algo, si nuestra “intención” era otra.
Existe un espacio en nuestra mente, que está ocupado por
infinidad de cosas. Situaciones, ideas, posibles acciones, etc. que
desconocemos y que, sin embargo, nos ayudarían a encontrar respuestas de todo
tipo a nuestras inquietudes de saber y espirituales.
Ese espacio es el que los coaches denominamos como el
espacio del “No sé que sé”.
Es algo que psicólogos del siglo XX, como Jung, denominaron,
el “inconsciente colectivo”. Un lugar de nuestro psiquismo, donde estaría
“almacenada” toda la experiencia de la humanidad a través de los tiempos. Un
ejemplo, sería el miedo a la oscuridad o el temor al fuego, etc…
En ese espacio, la ciencia moderna está demostrando que
existen muchos conocimientos aparte de las experiencias arcaicas. Y que es
compartido por toda la humanidad, que lo tiene a su disposición, en la medida
en que decidamos acceder a los mismos, partiendo de la humilde aceptación de
que no sabemos todo y que ciertamente, debe haber cosas, más allá de nuestro
conocimiento y entendimiento.
Nuestro entendimiento, solamente registrará lo que vemos,
tocamos, gustamos y registramos. Nuestra alma, tendrá la posibilidad de ir “más
allá”, es decir al mundo donde no existe el tiempo, donde no hay “antes” ni
“después” y por ello, está a nuestra disposición todo el conocimiento de toda
la humanidad, a través de todas las eras. Y lo que es más importante, también el
conocimiento universal, almacenado en las bibliotecas del espíritu, allí donde
solamente accedemos a través del encuentro en el “no tiempo”, en el cual, como todo es
presente, está todo el conocimiento adquirido por los hombres a disposición de
quien quiera tomarlo.
En otro orden, en el mundo de las dimensiones múltiples, nos
hallamos también con entrecruzamientos de búsquedas y es allí donde se producen
los “hechos casuales”, para el común de la gente y con ellos los logros y
realizaciones. Una búsqueda se encuentra con otra búsqueda y se obtienen las
respuestas. A esto le llamamos “sincronía”. Este hecho, lo tenemos a
disposición todos los seres humanos desde siempre y solamente, debemos tener
confianza, estar centrados en aquello que realmente queremos y además estar
atentos, porque la respuesta siempre llegará.
La sincronía nos lleva a encontrar aquello que estábamos buscando. No parece ser así, simplemente, así es.
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Muy buena nota!!!
ResponderEliminarMuchas gracias! espero que me envíes tus opiniones sobre el ó los temas que publicamos.
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