COACHING Y PSICOTERAPIA.
Muchas veces
las personas preguntan y se preguntan ¿qué es el coaching?
Simultáneamente,
los coaches ofrecemos nuestros servicios para resolver determinados temas de
relación, comunicación y otros aprendizajes, a personas y organizaciones.
Muchas veces, nosotros mismos, no somos capaces de transmitir claramente en qué
consiste o para qué sirve, nuestra práctica.
Es también
una actitud repetida, que utilicemos palabras “difíciles”, para explicar qué
hacemos. Esto no aclara nada, pero nos da un aire misterioso que suele
despertar curiosidad.
La cuestión
es que el coaching, al ser una profesión relativamente nueva, está
constantemente redefiniéndose y buscando su “lugar en el mundo” de las
actividades que dan servicio a personas, familias y empresas.
Si buscamos
una definición de “coach”, surge claramente el vocablo del inglés que significa
“entrenador”. Es más, en algunos países de habla hispana, se utiliza aquella
palabra, para nombrar a los coaches.
Más allá del
significado de las palabras, sostengo que, esa búsqueda constante de los
profesionales del coaching acerca de qué están siendo y haciendo en este mundo,
es más que saludable. Y declaro además que lo que sí podemos tener muy claro en
este momento que “qué, no somos”.
A partir de
esta certeza (qué, no somos), es que podemos hacerle saber a nuestros posibles
clientes, cuál es la diferencia básica entre el coaching y otras profesiones
con las que se complementa.
Coaching y
psicoterapia: Si bien muchos coaches son psicólogos y la formación psicológica
ayuda para los procesos de coaching, distinguir claramente aquello que no es objeto
de nuestra actividad es de gran utilidad.
El coaching
interviene en los espacios no patológicos del accionar humano. Accede desde el
lenguaje, la emocionalidad y la corporalidad a tratar a través de
conversaciones, aquellas inquietudes o problemas que el cliente quiere
resolver, pero que no son de origen patológico.
El coach
acciona en el aquí y ahora y hacia el futuro, no interviene en el inconciente
profundo del cliente, ni en sus situaciones traumáticas pasadas.
En caso de
que el coachee, manifieste una fijación en determinados modos de ser, relacionado
con mecanismos inconcientes, el coach sugiere, inmediatamente, derivarlo a un
profesional de la psicología y en ese caso, puede seguir actuando como un
supervisor de los avances que logre el coachee o simplemente declararse
incompetente para aquella situación.
Otra
diferencia es que el coach, en esa “danza comunicacional” que es la
conversación, solamente profundiza en aquellos temas que el coacheado desee.
El coach respeta esencialmente, la libertad del coachee para que sea éste quien
protagonice el proceso y ponga los límites a la profundidad de la intervención
del coach. El coachee, marca el tempo y el ritmo de la danza del coaching.
Es normal, en una conversación oír a un caochee,
que en algún momento dice algo así como: “De ese tema no quiero hablar”. En ese
caso, el profesional, con toda humildad, busca otros accesos para ayudar el
cooachee e encotrar las respuestas y el aprendizaje que le permita los
extraordinarios resultados que proporciona el proceso de coaching.
En la
próxima entrada hablaré de coaching y consultoría. Espero los comentarios,
gracias y nos seguimos comunicando.
Muy bueno, es así!!! es difícil explicar el rol, lleva más tiempo que explicar otras especialidades. pero se puede!!!
ResponderEliminaren mi caso cuando hay organizaciones "enfermas" prefiero no trabajar
Gracias Patricio por tu comentario. Es un tema de debate entre nosotros. Yo suelo accionar en el fino límite entre la patología y lo que llamamos "normalidad". La pregunta es Cuál es ése límite? Qué es "ser normal"?...
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